El Cuaderno Verde (1)


Comentarios de un documento de Manuel Romero Márquez (Cádiz, 1913-Tomares, 2003)
  

    Entre los papeles que dejó mi padre (Manuel Romero Márquez) se conserva un cuaderno de espiral tamaño cuartilla con 100 hojas de papel cuadriculado de 63 gramos marca "bedel", con anotaciones manuscritas en las primeras 25 páginas, que están numeradas.



      El cuaderno contiene las notas que escribió para un discurso que debía dar como "mantenedor" de una sesión poética en la asociación Noches del Baratillo de Sevilla.

     Aunque no está fechado debe corresponder a la década de los años 80 del s. XX, época en la que el autor gozaba de un estado de salud aceptable. La letra es firme y de bello trazo y el texto carece de tachaduras.

     El título del discurso es "Soria, Antonio Machado... y yo". Comienza con unas breves palabras de agradecimiento y continúa hablando de Soria y de su presencia en la poesía de Machado, utilizando principalmente citas del libro "Campos de Soria".


     Luego comenta brevemente la desdichada historia de Leonor Izquierdo, la joven mujer del poeta que murió, víctima de la tuberculosis, dos años después de su matrimonio.

     "Ella enfermó y el Poeta intentó contagiarse el mal comiendo en los mismos platos de su amada. Postrada en un carrito él la sacaba los días de sol, entre el cariño y el respeto de todos. Dios se la llevó y Don Antonio quedó marcado por el dolor, la pena y la tristeza. Había pagado el tributo que pronto o tarde el Destino señala a los elegidos."

     Y se plantea a continuación la siguiente pregunta:

     "¿Dónde debe descansar Antonio Machado?"

     La respuesta para él es evidente: en Soria. Y apoya su conclusión con varios pasajes poéticos extraídos principalmente de "Nuevas Canciones" donde se enaltece su añorada Soria:
     "El hogar está donde está Ella"

    Dentro de este parte del discurso introduce un poema original y creo que inédito:

Esperanza
Yo no conozco Soria
mas quisiera, como homenaje
de esta bella tierra,
si voy a ella algún día,
depositar en una tumba fría
--pero nunca olvidada--
unas sencillas flores de Sevilla.
Leonor Izquierdo espera eterna y muda
que Antonio esté a su vera.
¡Y ya no sería fría su sepultura
con el milagro de esa Primavera!



     En la tercera parte del discurso Manuel se presenta como "un andaluz de Cádiz" y padre de once hijos y dedica el resto a comentar su vida, utilizando como guía su poema "Semblanza", que se publicó con el nombre de "Boceto" (2).

     Pasa a comentar cada una de las estrofas del poema comentando situaciones y anécdotas de su vida.

     "Sevillano de adopción y vecindad desde 1947, ya podrán hacerse una idea de las letras que llevo pagadas en esta Sevilla de mis amores".

     Cuando comenta su infancia destaca su mala experiencia escolar:

     "De los colegios que cito, recuerdo, con seis o siete años la
Tercera clase
Me pegaban en clase
todos los días.
Un día me fui...
Si te vi... No me acuerdo.
Otro día, al paso de los años,
me encontré distraído el Colegio.
Y no sentí alegría
de que el odio quemara
un mal recuerdo."

     Por la "metodología pedagógica" que usaban y el cruel destino que se entrelee en los últimos versos, debía tratarse de un colegio religioso. Eso explica la fobia que mi padre sentía hacia esos centros (y hacia el clero en general) y que mis hermanos aprendieran sus primeras letras en casa, a falta de colegios laicos, que no había. Lo que no cuenta aquí es que cuando su madre (la abuela Lola) se enteró de que le pegaban le dijo algo así: "Si te vuelven a pegar te vienes a casa". Al día siguiente él, cuando estaba llegando al colegio, razonó: "Me van a pegar seguro" (sí o sí, como se dice ahora). "Pues entonces mejor me doy la vuelta y me ahorro el tortazo". Y eso hizo. Genio y figura...

     Son de destacar las anécdotas con las que adorna el verso "Vi niños en mi escuela...".

     "Mi primera escuela en propiedad fue en La Almadraba de Rota (Cádiz). Sin agua, sin luz, sin servicios. Era una escuela mixta --La República tenía más ideas modernas que medios económicos-- de niños y niñas. Había que dar costura y labores. Mi primer botón. De vacunas, nada. Mi primera lista [de clase]: Manolito peste-a-Vieja".
     Nos contaba mi padre que al chaval lo llamaban así porque la madre le hacía la ropa con los restos de la de su abuela y que el chavalín miraba siempre para el mismo lado porque por el otro le había tocado cierta parte de unas bragas. Comentaba que en la lista de clase de su amigo destinado en Chipiona tenía a otro conocido como "Patotito", porque era hijo de "El Patoto" y de "La Patota Grande"... tiempos aquellos.



Imagen actual de Google Maps de la zona de La Almadraba de Rota. A la izquierda, en el mar, se observa la antigua almadraba, conocida ahora como "Los Corrales", que ha sido restaurada. La escuela debía estar en un poblado de pescadores que habría cerca de donde actualmente hay una urbanización y un pinar. Los niños seguramente los cazarían a lazo por los alrededores.

     Se lamenta luego del sueldo:

      "Yo recuerdo con pena a un compañero que me decía: 'Cuando le escribas al Inspector, me lo dices y así cada uno le ponemos al franqueo quince céntimos...'.
     Cierto que la fama del dicho 'más hambre que un maestro de escuela' data del siglo pasado [se refería al s. XIX]. Pero fue peor después, pues cuando el Maestro Nacional ganaba 14 duros mensuales [70 pesetas, es decir unos 42 céntimos de euro al mes!!!], estaba autorizado a pactar con los padres de los alumnos una ayuda mensual o diaria: pan, leche, huevos, carbón, etc.

     Por cierto en mi época se contaba que un maestro fue a explicar al día siguiente el tema del Descubrimiento de América y dijo que contaría la anécdota del 'huevo de Colón', para lo cual rogaba a sus alumnos que llevaran cada uno un huevo fresco. 'Don Manuel, y si alguno no puede traer el huevo'. No importa. Es igual. Ese que traiga un trozo de chorizo".

     Habla también de la última etapa de su vida laboral cuando comenta el verso:
"Me levanté temprano" del poema "Semblanza" (o "Boceto").
     "De tantos años así, quiero recordar los catorce años que estuve en la 'Sevillana' Hispano Aviación".


Trabajos para transformar las antiguas naves de la "Hispano Aviación" de la calle San Jacinto en las actuales instalaciones deportivas de Triana. Foto: http://www.elpasadodesevilla.com.

      Allí trabajó como administrativo, rellenando albaranes para el "Control de Calidad", muy riguroso, sobre cada pieza de los aviones. Fue compañero de importantes pioneros del sindicalismo, como Fernando Soto y Eduardo Saborido, fundadores o líderes de Comisiones Obreras.

     Es curioso que mi padre no comentara en el discurso su vida militar, desde que acabó la guerra hasta que pasó voluntariamente a la reserva (¿tal vez 1954?). No era su tema favorito. Casi siempre que hablaba de ese período de su vida contaba penalidades, broncas e injusticias corporativas.


     Y termina su discurso recitando el poema "Pon un rayo de sol"
(2), descripción lírica de una mañana cualquiera en el barrio de El Tardón, donde vivíamos. Y con estos versos deja en el aire unos puntos suspensivos de lirismo y esperanza.
    


1.- Edición: Sevilla, 26 de agosto de 2017 - Carlos Romero Zarco
2.- Versos de la Vida, del Amor y de la Muerte, librito editado por el autor en Sevilla, 1983. Una selección de versos puede leerse en:
http://www.romerozarco.com/estatica/versos/Versos_de_la_vida.html